Moniciones para el Vigésimo Octavo Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo B
Monición de entradaHermanos y hermanas nos encontramos en el Vigésimo octavo domingo del tiempo ordinario. Las lecturas bíblicas de este domingo nos hablan sobre la sabiduría, que vale más que cualquier cosa material. Nosotros sabemos que Cristo es la Sabiduría de Dios y Él nos invita a vivir nuestra fe generosamente. Esto implica renunciar a las cosas que son obstáculos entre Dios y nosotros. Nos exige generosidad y amor. Abramos nuestros corazones a esta Sabiduría mientras cantamos para recibir a los ministros de esta Eucaristía.
Primera lectura: Sab 7, 7-11 (En comparación con la sabiduría no estimé la riqueza)
La sabiduría es mejor que todos los bienes materiales o humanos. Ella y sus dones los alcanzamos por medio de la oración. Escuchemos.
Segunda lectura: Hb 4, 12-13 (La palabra de Dios es eficaz y nos juzga)
En la primera lectura veíamos la superioridad de la sabiduría. La carta a los hebreos dice que la Palabra de Dios es eficaz y penetrante. Ella conoce todo, hasta los secretos del corazón. Esa Palabra es la que nos juzga. Pongan mucha atención.
Tercera lectura: Mc 10, 17-30 (breve 17-27) (Vende lo que tienes y sígueme)
Continuamos hoy con la proclamación evangélica de Marcos 10 en que Jesús instruye a sus discípulos mientras van subiendo con Él a Jerusalén. El domingo pasado era el tema de la fidelidad conyugal, hoy es la pobreza voluntaria por el seguimiento de Cristo. De pie por favor para entonar el Aleluya.
Oración Universal
1. Por el Papa N. y por nuestro Obispo N.: para que Dios les dé su Espíritu de sabiduría y así puedan fortalecer a la Iglesia en el amor y en la unidad. Roguemos al Señor.
2. Por las naciones ricas: para que sientan el deber de compartir sus recursos con los pueblos más necesitados. Roguemos al Señor.
3. Por nuestras autoridades: para que sirvan a cada uno con justicia y no se vean tentados de ayudar solamente al rico y a los poderosos. Roguemos al Señor.
4. Por nuestros catequistas: para que reciban nuestro apoyo y cooperación en su gran labor de formación cristiana. Roguemos al Señor.
5. Por nuestros jóvenes: para que puedan responder con generosidad a la llamada del Señor a seguirle en la vida religiosa y/o sacerdotal. Roguemos al Señor.
6. Por cada uno de nosotros reunidos en esta asamblea: para que no caigamos en la tentación de servirnos a nosotros mismos y nos fiemos de la palabra de Cristo, el Maestro. Roguemos al Señor.
Exhortación final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1993, p. 388)
Gracias a ti, Señor Jesús, porque tu mirada amiga nos invita a seguirte en pobreza voluntaria al servicio del reino de Dios.
Con manos libres, ligeras de peso y vacías de todo, podremos caminar a tu lado con un corazón pobre y totalmente disponible.
Ayúdanos, Señor, a romper con todo lo que nos ata y avasalla dejando nuestras calculadas seguridades, teniendo fe, arriesgando y siguiéndote con lo puesto al paso alegre de tu desprendimiento.
Tú que haces posible lo que al hombre parece imposible, danos tu Espíritu de fortaleza para llevar a cabo la tarea
de ordenar toda nuestra vida en función de los valores del reino.
Así mereceremos la herencia que prometes a la pobreza.
Amén.
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