Moniciones para el Triduo Pascual Ciclo C
Por: P Domingo Vásquez | Fuente: Catholic.net
I.-Lucernario y Pregón Pascual
(Se comienza la Vigilia Pascual fuera de la Iglesia para allí hacer la Liturgia de la Luz).
Muy buenas noches, queridos hermanos y hermanas. La celebración de la Vigilia Pascual es la fiesta más importante del año cristiano. Esta fiesta es grande. Esta noche es especial para la comunidad cristiana. Cristo resucitado, ha vencido a la muerte. Cristo ha pasado de la muerte a la Vida. Es la Pascua del Señor. Pero la Pascua de Cristo es también nuestra pascua. En la muerte de Cristo, nuestra muerte ha sido vencida y en su resurrección hemos resucitado todos.
Esta celebración tiene 4 partes:
1. Rito de la Luz
2. Liturgia de la palabra
3. Liturgia bautismal
4. Liturgia Eucarística
La primera parte de esta ceremonia es la bendición del fuego y procesión con el Cirio Pascual. Cristo triunfante y vencedor es simbolizado en la LUZ que se impone sobre las tinieblas. Y nuestros pequeños cirios simbolizan que queremos prolongar la LUZ y el triunfo de Cristo.
(Invitar a los presentes a pasar al lugar designado para la bendición del fuego. Las luces del templo deben estar apagadas).
II.-Liturgia de la Palabra
Esta segunda parte se llama Liturgia de la Palabra. Con el Pregón Pascual hemos entrado en la noche Santa de la resurrección del Señor. Los primeros cristianos pasaban esta noche en vela, amanecían recordando la historia del pueblo, los acontecimientos que para ellos fueron importantes y la actuación de Dios en ellos.
Primera lectura Génesis 1, 1-2, 2
Esta primera lectura relata el comienzo de la historia de la salvación. Dios crea todas las cosas, incluyendo al hombre y a la mujer, y queda complacido al mirar que todo cuanto ha creado es bueno. Toda la creación le ha sido confiada a la criatura por excelencia, el ser humano, para que se sirva de ella. Es el plan de Dios que el hombre y la mujer, creados a su imagen y semejanza, tengan vida abundante y le sirvan y honren en todo momento. Escuchemos con atención.
(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)
Segunda lectura: Génesis 22, 1-18
Dios está presente en la historia de los hombres y las mujeres y los llama. Abraham es un hombre que supo responder a esa llamada de Dios, incluso cuando pensó que Dios le exigía la muerte de su hijo. Pero Dios no quiere muerte, sino vida.
(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)
Tercera lectura: Éxodo 14,15-15,1
La historia del pueblo Israel está marcada por un hecho fundamental, un hecho que será su Pascua: el recuerdo del paso de la esclavitud a la libertad. Escucharemos ahora ese relato lleno de maravilla y de gozo. El nacimiento de un pueblo que empieza a ser libre y que reconoce que eso es obra de Dios.
(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)
Cuarta lectura (Isaías 54, 5-14)
El profeta Isaías nos habla a continuación de las riquezas de la salvación. Dios tiene en sus manos todos los bienes y los pone a disposición de su pueblo. “Quien tenga necesidad que venga a mí”, dice el Señor por boca de su profeta. Dios promete sellar con su pueblo una alianza eterna y la palabra de su boca no regresará a Él sin haber sido cumplida. Escuchemos con toda atención.
(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)
Quinta lectura: Isaías 55, 1-11
El profeta Isaías nos ofrece su palabra y de parte de Dios la alianza perpetua. Dios se acerca al hombre por su palabra que anuncia la salvación y también madura y transforma al hombre. Pongamos atención a este mensaje de amor.
(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)
Sexta lectura Baruc 3, 9.15.32,4-4
Usando como instrumento al profeta Baruc, Dios invita nuevamente al pueblo de Israel, y también nos invita a nosotros hoy, a dejar el pecado y a seguir lo que le agrada a Él. Escuchemos.
(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)
Séptima lectura Ezequiel 36, 16-28
El pueblo de Israel en el exilio se aleja de Dios, se torna desobediente y comienza a practicar la idolatría. La conducta del pueblo desacreditaba el buen nombre de Dios. Nuestra conducta y actitudes también pueden hacer que el mundo pregunte: “¿No son estos, acaso, los que se hacen llamar hijos de Dios?” Pero Dios no renuncia a su plan salvífico y nos redime, no por nuestros propios méritos, sino por su inmensa misericordia y por su amor sin límites. Escuchemos con corazón bien dispuesto.
(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras el celebrante hace una oración. Terminada esta oración se encienden los cirios del altar y se canta el Gloria. Luego el celebrante procede a la Oración Colecta. Terminada la oración nos sentamos).
Gloria
En el silencio de esta noche, estamos recordando la constante y siempre renovada acción de Dios para dar la vida al hombre. Por eso, y antes de escuchar las lecturas de la Nueva Alianza, cantamos el himno de alabanza a Dios. La gloria de Dios es la vida del hombre: Gloria a Dios.
Primera Lectura: Romanos 6, 3-11
Hemos escuchado las lecturas, historia antigua, también hemos escuchado la voz del profeta. Para nosotros la comunicación de vida iniciada en la aurora de la historia y trabajada en el curso de los siglos, se realiza como nunca en Jesucristo. En Jesucristo y en nosotros.
Antes del Aleluya
Pongámonos de pie (se hace una breve pausa). Después el silencio vigilante de la semanas de Cuaresma, cantamos hoy de nuevo el canto de alegría, el aleluya. Es el solemne anuncio de la Resurrección. “No está aquí ha resucitado”.
Evangelio Lucas 24, 1-12
Las mujeres, algunas de ellas recordadas por nombres propios, se convierten en las primeras mensajeras de la resurrección de Jesús. Cristo ha resucitado ¡Aleluya! ¡Aleluya!. “Este es el día que hizo el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo”.
III.-Liturgia del Bautismo
Queridos hermanos y hermanas: hemos escuchado la Palabra de Dios que nos anuncia la vida nueva de Jesús. Ahora, esta vida nueva se nos hará signo cercano. El agua del Bautismo será ahora el centro de nuestra reunión, el agua que nos sumerge en la vida nueva que nos hace hijos de Dios.
Oración Universal:
Después de cada invocación todos respondan, por favor: Cristo resucitado, escucha nuestra oración.
1. Para que llegue a todos los hombres la vida nueva de Jesucristo, la vida nueva que es paz, justicia y amor verdadero. Oremos.
2. Para que la Iglesia, todos nosotros, sepamos comunicar a las mujeres y a los hombres, jóvenes y mayores, la luz renovada del Evangelio. Oremos.
3. Por todos los que en este tiempo de Pascua reciben la gracia del Bautismo, de la Confirmación y de la Primera comunión, que encuentren en nosotros ejemplo de vida evangélica. Oremos.
4. Por los que en este país, y en todo el mundo, comparten el dolor de la pasión de Jesús, que encuentren compañía y ayuda eficaz. Oremos.
5. Finalmente, oremos por todos los que estamos aquí en esta noche, reunidos para celebrar la Resurrección del Señor y renovar nuestra fe bautismal, para que aquellos que creemos sea vida renovada en nosotros. Oremos.
IV.-Liturgia de la Eucaristía
Con la Eucaristía llegamos al momento culminante, el más importante de la celebración de esta noche. Glorifiquemos y demos gracias al Padre porque en Cristo resucitado nos abre el camino de la vida.
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada día, San Pablo, España, 1995, p. 173)
Te damos gracias, Padre, Señor de la vida,
porque Cristo resucitó hoy del sepulcro. ¡Aleluya!
Él es el lucero matinal que no conocerá ocaso.
Ésta es la noche venturosa que une cielo y tierra,
cuando la muerte fue vencida por la vida.
Ésta es la noche en que por todo el universo
los que confesamos nuestra fe en Cristo resucitado
somos liberados del pecado y restituidos a la gracia.
¡Feliz culpa que nos mereció tal Redentor!
Éste es el día en que actuó el Señor, ¡aleluya!,
sea nuestra alegría y nuestro gozo, ¡aleluya!
Amén.
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