El segundo viernes después de Pentecostés la Iglesia celebra el amor generoso, fiel y extremo que nos tiene Jesús. Ese viernes es este 11 de junio, y es una fiesta cuyo origen se remonta a la edad media (siglos XIII – XIV, de la mano de místicos como Matilde de Magdeburgo, Matilde de Hackeborn, Gertruda de Helfta o Henry Suso) pero que no se extendió hasta el siglo XVII, con las apariciones a Santa Margarita Alacoque y la primera fiesta litúrgica en honor al Sagrado Corazón de Jesús, de mano de San Juan Eudes, en 1672. Aunque al principio hubo alguna pequeña polémica teológica con la fiesta, acabó aprobándose para toda la Iglesia en 1856 (por el papa Pío IX).
Este día, pues, como decía, se celebra el amor divino de Jesús simbolizado en su corazón de carne: ardiente, rodeado de espinas, con una herida sangrante, y una cruz que sale de él. Seguir a Jesucristo no consiste en cumplir una serie de normas, sino en dejarse amar y transformar por Él, que ama gratuita e incondicionalmente, dándose, entregándose a pesar de las heridas que le causan nuestros pecados, debilidades y traiciones. Él siempre ama. Y seguirá amando. Hasta el extremo. ¿Y tú? ¿cómo respondes a su amor?
Aunque es una solemnidad, no es de precepto, y las misas en la parroquia son las habituales de un viernes: a las 8.00 y a las 20.00h. en Cristo Sacerdote, y a las 10.00h. en Virgen del Trabajo. Además, también por ser solemnidad, ya se empieza a celebrar desde la víspera: la misa del jueves a las 20.00h. ya es del Sagrado Corazón de Jesús.
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