San Etelberto (c. 560 – 616) fue el primer rey inglés en convertirse al cristianismo. En tiempos en los que Inglaterra no era sino un conjunto de reinos que compartían raíces anglosajonas, Etelberto gobernaba la región de Kent, ubicada al sudeste de la Inglaterra medieval. Su reinado se extendió entre finales del siglo VI e inicios del VII.

El rey estuvo casado con Berta, princesa cristiana de origen franco, cuya piedad y amables virtudes contribuyeron a su conversión. Berta, al igual que Etelberto, alcanzaría más tarde la santidad. Al conocerse ambos, Etelberto quedó deslumbrado.

No obstante, su conversión no se produciría solo por influencia de su esposa, sino también por el testimonio y la cercanía espiritual de San Agustín de Canterbury. Este había llegado a la isla acompañado por un grupo de monjes misioneros, enviados por el Papa San Gregorio Magno para evangelizar a los pueblos ingleses.

Los misioneros habían llegado a tierras inglesas con la venia de Etelberto, en días en los que aún era pagano, aunque veía ya con beneplácito a los cristianos gracias a Santa Berta. El grupo de misioneros estaba a cargo de San Agustín; los hombres arribaron al pueblo de Thanet, donde fueron acogidos cordialmente por los miembros de la corona.

En ese primer encuentro, Agustín dio explicaciones sobre el porqué de su presencia, comunicando cuál era el deseo del Papa Gregorio para aquellas tierras. El rey entonces concedió a San Agustín el permiso para predicar en su reino, y confió a los misioneros el cuidado de la iglesia de San Martín, en cuyo costado establecieron su residencia.

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