Santoral: este lunes 9 de octubre se celebra a San Dionisio y San Juan Leonardi.
San Dionisio de París, también llamado el Apóstol de las Galias, el Santo Sin Cabeza o simplemente San Denis. Fue el primer obispo de París.
Dionisio de París fue objeto de veneración temprana, se sabe que santa Genoveva hizo construir una iglesia sobre su tumba hacia los años 450-460. Dionisio de París habría llegado a Francia hacia el 250 o 270 desde Italia con seis compañeros con el fin de evangelizarla. En París fue martirizado junto con sus dos compañeros Rústico y Eleuterio, durante una persecución anterior a la de Diocleciano.
Algunos creen que es en Montmartre otros que al sur de la Isla de la Cité donde se eleva, en la actualidad, la ciudad de Saint-Denis, el lugar en el que fueron condenados a muerte.
Cuenta la leyenda que tras ser decapitado, Dionisio caminó varios kilómetros con su cabeza bajo el brazo. Al término de su trayecto, entregó su cabeza a una mujer descendiente de la nobleza romana y después se desplomó.
San Juan Leonardi
San Juan Leonardi, presbítero, que dejó la ciudad de Luca, en la Toscana, Italia, donde ejercía como farmacéutico, para llegar a ser sacerdote con el fin de enseñar a los niños la doctrina cristiana.
De acuerdo con Santopedia, instituyó la Orden de Clérigos Regulares, más tarde llamados de la Madre de Dios, debiendo sufrir por ello muchas contradicciones. También inició el Colegio de Propaganda Fide.
Nacido en el año 1541 en el pueblo de Diécimo, inició su formación religiosa a los 12 años, tras de la muerte de su progenitor, decidió recuperar sus estudios eclesiásticos y formarse en Pisa con sacerdote.
Al convertirse en sacerdote se convirtió en capellán de la Iglesia de San Giovanni della Magione. Su trabajo en Lucca destacó por la importancia que le daba al catecismo.
Se le considera el patrono de los farmacéuticos por sus inicios en esa profesión que también llevó su padre. Murió en Lucca el año 1609. Beatificado por Pío IX en 1861, fue canonizado por Pío XI en 1938. Sus restos se veneran en Santa María in Campitelli, de Roma.
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