“El tiempo de mi partida ha llegado y mi corazón anhela ver la belleza de Cristo, mi Rey”, dijo antes de morir el Doctor de la Iglesia y patrono de los historiadores, San Beda, cuyas homilías inspiraron el lema pontificio del Papa Francisco.
Por ser además lingüista y traductor, sus trabajos con los escritos latinos y griegos de los primeros Padres de la Iglesia contribuyeron de manera significativa con el cristianismo inglés.
De estas palabras, el Papa Francisco tomó la frase “miserando atque eligendo”, que aparece en su escudo papal, ya que es un homenaje a la misericordia divina que el Pontífice experimentó en su juventud, después de una Confesión.
San Beda nació por el 672 o el 673 en Wearside o en Tyneside (Reino Unido), muy cerca al monasterio de San Pedro en Wearmouth, a donde ingresó con tan sólo siete años de edad. Su formador allí fue San Benito Biscop.
Años después, San Beda fue al monasterio de Jarrow y tuvo como nuevo maestro a San Celofrith. Se dice que se ordenó de diácono con 19 años y luego, con 30 años, fue ordenado sacerdote por San Juan de Beverley. Escribió muchos libros, siendo su obra maestra la “History of the English Church and People” (Historia de la Iglesia y del pueblo inglés).
San Beda, conocido como el Venerable, partió a la Casa del Padre el 25 de mayo del 735. En 1899 el Papa León XIII lo nombró Doctor de la Iglesia por su importante aporte teológico.
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