Moniciones para la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. XXXIV Tiempo Ordinario
Con la fiesta de Cristo Rey termina el año litúrgico. Hoy celebramos la soberanía universal de Cristo. Él, quien es Señor de la historia, es nuestro Rey por su muerte y resurrección. Él venció la muerte y ahora nos dirige con su dominio de amor, perdón y paz. Vivamos en esta eucaristía el gran gozo de tener a Cristo como nuestro supremo jefe que nos guía hacia la patria del cielo. Nos ponemos de pie para recibir a los ministros de esta celebración, cantando con alegría.
Primera lectura: I Sam 5, 1-3 (Ungieron a David como rey de Israel)
La primera lectura de hoy está tomada del segundo libro de Samuel. David, el rey ideal, bajo cuyo liderato se unieron todas las tribus israelitas, es la figura del Mesías prometido. La descendencia del rey es Cristo, quien es uno con su iglesia. Escuchen con atención.
Segunda lectura: Col 1, 12-20 (Dios nos ha traslado al reino de su Hijo querido)
Este pasaje de la carta de Pablo a los colosenses es probablemente un himno bautismal. San Pablo aquí afirma la realeza de Cristo sobre el mundo creado. Cristo es cabeza de la iglesia y de toda creación. Presten oídos a este pasaje.
Tercera lectura: Lucas 25, 35-43 (Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino)
El evangelio de hoy nos conduce al Gólgota donde Jesús es coronado Rey, pero en el trono de una cruz. Cristo reina con el dominio del perdón y del amor universal. Jesús es ciertamente Rey, pero su realeza es diferente. “Mi reino no es de este mundo”. Pero es real: “yo te aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso”. De pie, por favor, para cantar el Aleluya.
Oración Universal:
Cristo, Rey del universo, haz realidad nuestra petición:
- Por la iglesia católica: para que, como pueblo santo de Dios, aporte a la sociedad los bienes espirituales que ha recibido de Cristo. Roguemos al Señor.
- Por los jefes de los estados y los que ostentan el poder legislativo y ejecutivo en todas las naciones: para que hagan de nuestro mundo un lugar de paz donde reine el bien común. Roguemos al Señor.
- Por aquellos que tienen poder económico o tecnológico, por los científicos de todo el mundo: para que siempre pongan al hombre en el centro de sus preocupaciones. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos, los débiles, por cuantos sufren bajo el poder del mal: para que se vean liberados por el influjo del reino de Dios y su justicia. Roguemos al Señor.
- Por los que celebramos religiosamente esta fiesta: para que, dominando nuestras pasiones y egoísmos, no admitamos en nuestra vida otro poder que el de Cristo. Roguemos al señor.
Exhortación Final
Hoy te alabamos, Padre del cielo, porque en la resurrección de tu Hijo, Cristo Jesús, lo constituiste Rey y Señor universal de todo lo creado con un poder y un reino eterno que no cesarán.
Gracias también, porque, a su vez, Cristo ha hecho de nosotros, los bautizados en Él, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.
Haz, Señor, que venga tu reino al mundo de los hombres, y danos la fuerza de tu Espíritu para mantener irrevocable nuestra entrega personal a la construcción de tu reinado en nuestro mundo: tu reino de verdad y de vida, tu reino de santidad y gracia, de justicia, de amor y de paz.
Así merecemos alanzar de ti el reino eterno con Cristo. Amén.
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