1.Mira cómo la sabiduría se alaba y se elogia a sí misma en medio de su pueblo,2.cómo toma la palabra en la Asamblea del Altísimo y se glorifica delante del Todopoderoso:3.Salí, dice, de la boca del Altísimo, y como una niebla cubrí la tierra.

4.Mi morada está en lo más alto del cielo, mi trono en la columna de nube.

8.Entonces el Creador del universo me dio una orden, el que me creó me indicó dónde levantar mi tienda. Me dijo: “¡Instálala en Jacob, que Israel sea tu propiedad!”

9.Desde el principio el Señor me había creado, antes que existiera el tiempo, y no pasaré con el tiempo.

10.Celebro en su presencia la liturgia de su Santa Morada, y es por eso que me establecí en Sión.

11.Me hizo descansar en la ciudad amada, en Jerusalén ejerzo mi poder.

12.Eché raíces en el pueblo glorificado por el Señor, en su dominio que es su herencia.

También puede ser

1.Ahora yo digo: mientras el hijo del dueño de casa es aún niño, no tiene ninguna ventaja sobre los esclavos, a pesar de que es dueño de todos ellos.2.Está sometido a quienes lo cuidan o se encargan de sus asuntos hasta la fecha fijada por su padre.3.De igual modo también nosotros, pasamos por una etapa de niñez, y estuvimos sometidos a las normas y principios que rigen el mundo.

4.Pero, cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, que nació de mujer y fue sometido a la Ley,

5.con el fin de rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que así recibiéramos nuestros derechos como hijos.

6.Ustedes ahora son hijos, por lo cual Dios ha mandado a nuestros corazones el Espíritu de su propio Hijo que clama al Padre: ¡Abbá! o sea: ¡Papá!

7.De modo que ya no eres esclavo, sino hijo, y siendo hijo, Dios te da la herencia.

Salmo responsorial: Salmo 66

R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies». R.

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos. R.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora». R.

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec». R.

Santo Evangelio

Lucas 1, 39-48

“En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”. María dijo entonces: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz”.

Palabra del Señor