María, Madre de la divina Providencia, Patrona de Puerto Rico (1)

Este año se conmemoran 50 años de que S. Pablo VI, papa, designara a María, Madre de la Divina Providencia, patrona principal de toda la nación puertorriqueña (cf. Carta Inter negotia). Aprovechemos para conocer un poco sobre esta advocación mariana que nos honramos tener por patrona.

«La génesis y comienzos de la devoción a Nuestra Señora, Madre de la Divina Providencia nació en Italia. San Felipe Benicio,S.M., quinto superior de los frailes, siervos de María, en visita que hiciera a sus hermanos en Arezzo, Italia, según los usos y costumbres de las Reglas de los frailes servitas, orden fundada el año 1233, encontró que allí existía mucha fe, humildad y pobreza.  Pero la pobreza era de tal grado que, en muchas ocasiones, no tenían qué comer. “Profundamente compadecido del miserable estado por el que atravesaban sus hijos, se echó a los pies de la Santísima Virgen y con ardientes lágrimas le suplicó que proveyera misericordiosamente a tan grande necesidad.”

Señalan las crónicas, que la Santísima Virgen oyó los ruegos de san Felipe por esta orden religiosa que tanto la amaba y propagaba su devoción entre el pueblo. Expone el padre Emilio Campana: “La Divina Providencia se hizo sentir rápidamente, porque en aquella misma hora aparecieron en las puertas del convento dos cestas llenas de rico y caliente pan y otras provisiones más. Nadie vio de dónde vino tan excelente socorro; pero todos quedaron plenamente convencidos, que lo había enviado la Santísima Virgen, quien por ese hecho fue llamada e invocada allí desde entonces, Madre de la Divina Providencia.”
Bajo unas condiciones políticas y eclesiásticas algo difíciles llegó a San Juan de Puerto Rico procedente de Cataluña, el Obispo don Gil Esteve y Tomás, el 10 de febrero de l849. Cuando Monseñor Gil Esteve llega a la Isla, encuentra a su diócesis prácticamente en ruinas. Los fuegos, los terremotos, los huracanes y la falta de una vigorosa economía no consiguieron sobresaltarlo. Muy devoto de la Virgen de la Providencia, se dio a la tarea de reconstruir la Catedral, que había sido comenzada a construirse tres siglos antes. Reorganizó el Seminario, ayudó en la reconstrucción del Palacio Episcopal y redactó un catecismo de la doctrina cristiana que se pudiera utilizar en toda la Isla. Para poder seguir adelante con su obra consiguió del gobernador don Juan de la Pezuela su ayuda para poder terminar la obra de reconstrucción de la Catedral. En menos de cuatro años concluyeron los trabajos en el templo. El Obispo “movido de su gratitud al Todopoderoso, quiso coronar magníficamente la obra, estableció en su recinto el culto a Nuestra Señora de la Providencia, 2 de enero de l851.”

Así se inicia, sumisa y misericordiosa la devoción a María, Madre de la Divina Providencia. “Es para esta fecha que surge el primer movimiento eclesial de nombrarla Protectora y Patrona de Borinquen.  Pues el día 12 de octubre de l851 el prelado propuso a la Junta por reedificación de la catedral, y a un grupo de piadosas mujeres…, el introducir aquí la milagrosa devoción a la Virgen de la Providencia. Y debió hacerlo con tanto convencimiento, piedad y ruegos, que ese día, y allí mismo, se funda la ‘Asociación de la Virgen de la Providencia’. Se decide encargar una devota imagen a Barcelona para erigirle un altar en la renovada catedral”.» cf. María, Madre de la Divina Providencia, a través de la historia de Puerto Rico, Haydée E. Reichard De Cardona

María, Madre de la Divina Providencia, Patrona de Puerto Rico (2)
La imagen
En sus comienzos, la imagen original de Nuestra Señora de la Divina Providencia venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas era un óleo en el que aparece la Virgen con el Divino Niño dormido plácidamente en sus brazos. Sin embargo, la imagen de la Virgen que el Obispo Gil Esteve mandó a “tallar de pino catalán” en Barcelona era una de las llamadas de “gracias” o “de vestir”. Martín Alberto explica que dicha imagen: “representa a María, sentada en dulce actitud de Madre, con el Niño Jesús en su falda dormido, mientras ella le toma amorosa y reverentemente su tierna manecita, y embargada de los más piadosos sentimientos de contemplación, cariño y fe, admiración dulcísima sonrisa al Hijo de Dios, hecho hombre, abandonado filialmente a su cuidado providencial de madre.” … La hermosa imagen venida de Barcelona llegó al puerto de la Capital. En una imponente ceremonia, la talla de nuestra Protectora fue bendecida, con la presencia del Capitán General de la Diputación, de los Cabildos de la Catedral y el Municipio, de las Corporaciones Religiosas y fieles en general. Desde el 2 de enero 1853 se celebraba la Festividad de la Virgen de la Divina Providencia y el gobierno la declaró fiesta oficial. El año l892 la Diputación Provincial la declaró “fiesta nacional”.

El Padre Romeu en sus Memorias, informa que en el año l860 había en San Juan una escuela de niños llamada: “Instrucción de la Providencia” y que en el año l879 se recogen muchas alhajas y donaciones para su altar en la catedral. Según este sacerdote: “La imagen, la Capilla y el altar poseían hermosas prendas y objetos de ornamentación, procedentes de las dádivas de los fieles.”
Su primer capellán, el Reverendo Padre Báez, legó una fundación religiosa a favor de este culto. Además, la colecta anual se dedicaba a la promoción del culto y a limosnas. En el año l881 se hace una capillita con bello camarín, y la misa de los lunes a la Virgen se transfiere para los sábados a las seis de la mañana, “muy concurrida y fervorosa, siendo esto un notable índice de crecimiento devocional que para entonces había en Puerto Rico hacia la Virgen de la Providencia.” … La “Escolanía de Infantes de Nuestra Señora de la Providencia” la funda el Padre Agustí, en l882.  En ella, treinta y tres niños, pobres recibían gratuitamente instrucción y cantaban todos los sábados y también en las fiestas marianas.

Bernardo Gutiérrez expone que: “Cuando va a finalizar el siglo, y casi en las bodas de oro de la llegada de la imagen de la Virgen a la Isla, en el año l893, los boricuas levantaron en una capilla lateral de la Catedral la que podríamos llamar el primer santuario de la Providencia, con ricos y artístico altar y camarín todo en madera labrada y cubierta de oro laminado fabricado en Barcelona. En el frontispicio se lee las palabras del pueblo de Israel a Judith, su salvadora: ‘Tú eres la Gloria y el Honor de Nuestro Pueblo’ (Judit. 15,91).”
(v. María, Madre de la Divina Providencia, a través de la historia de Puerto Rico, Haydée E. Reichard De Cardona.)

María, Madre de la Divina Providencia, Patrona de Puerto Rico (3)
El día 2 de enero de 1913 el Obispo don Guillermo Jones, O.S.A., hizo acuñar una medalla con a la siguiente inscripción: “Nuestra Señora de la Providencia, Patrona de Puerto Rico.” Durante su episcopado Monseñor Jones establece la Pía Unión de Nuestra Señora de la Providencia. Además, ordenó a Barcelona una nueva “imagen completa” de la Virgen en madera policromada. Se acondicionaron y doraron de nuevo el altar y el camarín. La antigua   imagen de vestir, “comida por la polilla” fue enviada a Comerío.
La devoción a Nuestra Señora, Madre de la Divina Providencia luego de l920 fue opacándose.  En l953 Monseñor Mariano Vassallo unido a doña Virginia Portilla de Massó y a don Roberto Beascochea Lota y altos directivos de la Asociación de Nuestra Señora de la Providencia invitaron al dinámico P Saturnio Junquera, SJ a trabajar para levantar la devoción y culto a la Virgen de la Providencia.
El 19 de noviembre de l953, la Virgen Madre de la Divina Providencia fue coronada junto al comulgatorio del Altar Mayor en el templo diocesano; y en ella ofició Mons. Mariano Vassallo, Vicario General de la diócesis y Párroco de la Catedral. Él en representación del Obispo Davis, coronó la imagen. El himno en honor de la Virgen fue compuesto para esta significativa ocasión. Sacerdotes y feligresía de toda la Isla fueron testigo de la hermosa ceremonia mariana.
El 8 de diciembre de l954 Mons. Jaime P. Davis, Obispo de San Juan, erigió canónicamente la Cofradía de Nuestra Señora de la Providencia.
Después de terminado el concilio en el año 1968, el Santo Padre, Pablo VI, convocó el Primer Sínodo Extraordinario de Obispos, que se celebró [del 11 al 28 de octubre de l969].  En uno de los momentos de descanso para el café, el Arzobispo Aponte Martínez se acercó al Santo Padre y le dijo:
– Soy el Arzobispo de San Juan, Puerto Rico y tengo que lamentarme ante Su Santidad; ¡los puertorriqueños somos huérfanos!
A lo que el Santo Padre me contestó:
– ¿Y cómo así?
A lo que le respondí:
– Porque no tenemos una Patrona para la Isla.
Entonces me dijo:
– Consulte con sus hermanos Obispos y con las autoridades civiles. Escríbame al efecto para considerar la posibilidad de designar una Patrona para Puerto Rico.
Al regresar a Puerto Rico se reunió con los Señores Obispos y les conté mi conversación con el Santo Padre. Todos aceptaron, porque la Virgen de la Providencia había sido declarada Protectora de Puerto Rico el 12 de octubre de l851, por el Obispo de Puerto Rico, Monseñor Gil Esteve.
En menos de un mes el arzobispo recibió la carta apostólica (Litterae Apostolicae) de la Santa Sede, fechado 19 de noviembre de l969, donde se proclamaba a la “Virgen de la Providencia” Patrona Principal de Puerto Rico” (Nationis Portoricensis Patronam). El documento además señalaba que dicha solemnidad mariana debía transferirse del 2 de enero para el 19 de noviembre, celebración del Descubrimiento de la Isla.
(v. María, Madre de la Divina Providencia, a través de la historia de Puerto Rico, Haydée E. Reichard De Cardona.)