Moniciones para la Solemnidad de la Ascención del Señor – Ciclo A

Por: P. Domingo Vásquez Morales | Fuente: Catholic.net
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Muy buenas (noches, días, tardes): hoy celebramos, queridos hermanos, el Misterio de la Ascensión del Señor. Porque Cristo Jesús bajó a la realidad de nuestro mundo, al dolor de la muerte, por eso subió, por la resurrección, a la gloria del Padre. La Ascensión es la total exaltación. De las lecturas que hoy escucharemos podemos sacar estas dos conclusiones: primera, Cristo Resucitado, es constituido por el Padre, Señor del universo, cabeza de la humanidad y de la Iglesia, que es su cuerpo y plenitud; segunda, el envío misionero, que Cristo transmite a la comunidad: vayan y hagan discípulos. Este sigue siendo el mandato de Jesús para nosotros hoy.

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 1, 1-11 (Jesús se elevó de ellos)

En el mismo punto final que Lucas pone a su narración del Evangelio comienza su segundo libro: Hechos de los Apóstoles. El tema es‚ éste: la Ascensión del Señor al cielo. Lo importante de este misterio es su significado: la glorificación de Jesús que vuelve al Padre constituido Señor de todos.

Segunda lectura: Carta de San Pablo a los Efesios 1, 17-23 (El Padre lo sentó a su derecha)

El apóstol san Pablo, escribiéndoles a los efesios, mensaje válido para nosotros hoy, nos pide que sepamos comprender la soberanía de Dios que resucitó a Cristo, lo sentó a su derecha y lo constituyó Señor del universo y de la historia y cabeza de la Iglesia, Señor de todos.

Tercera lectura: Mateo 28, 16-20 (Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra)

En la Buena Noticia, san Mateo nos presenta a los apóstoles postrados ante el Señor, aunque algunos titubeaban, éstos reconocen a Cristo como Señor con poder sobre el cielo y sobre la tierra, haciéndoles un envío a anunciar la Buena Nueva, asegurándoles su permanente presencia.

Para la Oración Universal

A cada invocación, respondan, por favor: Señor, llénanos con tu sabiduría para encontrar el camino

1. Asiste a la Iglesia, a la que encomendaste la misión de proseguir el anuncio del Evangelio, hasta que vuelvas, roguemos al Señor.

2. Inspira a los que gobiernan las naciones sentimientos de paz y de justicia, tú que estás por encima de todo principado, potestad y dominación, roguemos al Señor.

3. Consuela a los que sufren en este valle de dolor, para que se sientan confortados con la eficacia de tu fuerza poderosa, roguemos al Señor.

4. Ilumina los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llamas, y la riqueza de gloria que nos das en herencia, roguemos al Señor.

5. Al Papa, Benedicto, vicario de Cristo en la tierra, concédele fortaleza, prudencia y caridad en el servicio a la Iglesia universal, roguemos al Señor.

6. A nuestros jóvenes, llénalos de sabiduría y fortaleza para que puedan escuchar tu voz, llamándolos a la vida religiosa y sacerdotal, roguemos al Señor.

Exhortación Final

Hoy nuestro corazón salta de júbilo, Dios Padre nuestro.
Por la glorificación de tu Hijo y nuestro hermano, Cristo Jesús.
Él vive, Él es el Señor con pleno poder en cielo y tierra.
En verdad ¡suyo es el reino, el poder y la gloria por siempre!
Danos, Señor, espíritu de sabiduría para conocerlo.
Ilumina los ojos de nuestro corazón para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama en Cristo Resucitado y cuál la riqueza de gloria que tú das a tus elegidos.
Mientras tanto, queremos cumplir la tarea que Él nos confió: Anunciar a todos la buena nueva de tu amor y de tu salvación.
Danos la luz y la fuerza de tu Espíritu para esta misión. Amén.

Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 97