Moniciones para el Segundo Domingo de Pascua Fiesta de la Divina Misericordia
Por: P. Domingo Vásquez Morales | Fuente: Catholic.net

Monición de entrada:

Buenas noches (días) hermanos en Cristo resucitado. Hoy en las lecturas bíblicas se concluye una idea básica: la Comunidad cristiana como signo de Cristo resucitado. La Iglesia que surge de la Resurrección del Señor y nace del bautismo en el Espíritu es comunidad que vive unida en el amor y atestigua con su vida la victoria de la fe sobre el mal del mundo. Empecemos esta celebración con mucho entusiasmo, cantando con alegría, de pie, por favor.

Primera lectura: Hc 4, 32-35 (Vivían todos unidos y lo tenían todo en común)

La primera lectura nos da una descripción de la primera comunidad cristiana. Ellos dieron testimonio de la resurrección y vivieron juntos en comunidad. Todos pensaban y sentían lo mismo. Escuchemos atentamente.

Segunda lectura: I Jn 5, 1-6 (Dios nos ha hecho renacer a una esperanza viva)

En esta primera carta de San Juan, el apóstol nos dice que creer en Cristo es: ser hijo de Dios, amar a Dios, vencer al mundo y obedecer los mandamientos. Es el Espíritu quien garantiza la verdad y la eficacia salvadora de la fe.

Tercera lectura: Jn 20, 19-31 (A los ocho días llegó Jesús de nuevo)

En la aparición a los discípulos, Cristo les da su paz y también los envía a continuar su misión. La segunda escena es la visita de Cristo a Tomás y la confesión de fe de éste. En preparación para escuchar esta Buena Nueva, nos ponemos de pie y cantamos jubilosamente el Aleluya.

Oración universal:

A cada invocación oremos diciendo:
Por la Resurrección de tu Hijo, escúchanos Padre.

  • 1. Por todo el pueblo cristiano, convocado en el día del Señor, Pascua de la semana: para que manifieste la presencia de Cristo resucitado con la alegría de vivir en un mismo lugar y con el mismo corazón. Roguemos al Señor
  • 2. Por nuestra comunidad: para que crezca, junto a los recién bautizados, como una verdadera familia de Dios, asidua en la escucha de la Palabra, perseverante en la oración, testigo en la caridad fraterna. Roguemos al Señor.
  • 3. Por todos los que viven la experiencia del dolor: para que no se dejen vencer por el desánimo, sino que, por la fuerza de la fe y la solidaridad de los hermanos, sientan que el Señor está cerca de cada uno de ellos. Roguemos al Señor.
  • 4. Por el cristiano que duda, por el incrédulo que quisiera creer y por todos los que buscan con amor la verdad: para que, iluminados por la gracia pascual, reconozcan que no hay otro, fuera de Cristo que pueda salvarnos. Roguemos al Señor.
  • 5. Por todos los aquí presentes: para que nos dejemos evangelizar con un corazón dócil y seamos resonancia viva de la Palabra que nos salva. Roguemos al Señor.

    Exhortación final:

    Tomado de B. Caballero: La Palabra cada día, San Pablo, España, 1995, p. 278

    Señor Jesús, aunque no te vemos con estos ojos de carne, nuestra ardiente profesión de fe es hoy la del apóstol Tomás, primeramente incrédulo y después creyente ejemplar: ¡Creemos en ti, Señor nuestro y Dios nuestro!

    Vamos buscando razones, pruebas y seguridad absoluta para creer y aceptar a Dios en nuestra vida personal y social.

    Pero tú nos dices: ¡Dichosos los que crean sin haber visto!

    Tú eres, Señor, la razón de nuestra fe, esperanza y amor.

    Ábrenos, Señor Jesús, a los demás, a sus penas y alegrías, porque cuando amamos y compartimos, estamos testimoniando tu resurrección en un mundo nuevo de amor y fraternidad. Amén.