Moniciones para el Segundo Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo B

Monición de entrada:

La respuesta vocacional a Dios que nos llama personalmente por nuestro nombre propio centra la primera lectura de hoy con el sencillo relato de la llamada del profeta Samuel, así como el Evangelio que, a su vez refiere la vocación de los primeros discípulos de Jesús de Nazaret. Dios nos habla de varias maneras. El Bautismo nos capacita para escuchar la llamada de Cristo y en respuesta a esta llamada dar testimonio de El. Nuestra actitud deber ser como la de Samuel: “Habla, Señor; tu siervo escucha”. Escuchemos cuidadosamente la palabra de Dios que viene a nosotros en esta celebración eucarística y respondamos generosamente. De pie, por favor, para recibir a los ministros de esta celebración, mientras cantamos:

Primera lectura: 1 Sam 3b, 3-10.19 (Habla, Señor, que tu siervo Samuel te escucha)

La primera lectura nos presenta la vocación del joven Samuel, el último juez de Israel. Samuel oye la llamada de Dios y responde así: “Aquí estoy”. Como profeta que es Samuel aprende a escuchar y a atesorar la palabra de Dios. Nosotros también tenemos el privilegio de oír la Palabra de Dios. Abramos nuestros corazones a esa Palabra.

Segunda lectura: 1 Cor 6, 23-15.17-20 (Miembros de Cristo y templo del Espíritu)

San Pablo escribiéndole a los corintios viene a recordarnos que nosotros somos miembros del Cuerpo de Cristo y templos del Espíritu Santo. Debemos respetar nuestro cuerpo porque éste, al igual que el de Cristo, resucitará y será glorificado.

Tercera lectura: Jn 1, 35-42 (Vieron donde vivía y se quedaron con Jesús aquel día)

La narración evangélica de hoy se abre con el testimonio que Juan el Bautista da sobre Jesús delante de dos sus discípulos, Andrés y Juan. Ellos escuchan y responden; buscan y siguen; dan testimonio de haber encontrado ya, personalmente, a alguien y al fin escogen quedarse con Jesús a quien su maestro llama “Cordero de Dios”. Como bienvenida a Cristo en el Evangelio, entonemos el Aleluya que significa Alaben a Yavé”

Oraciones de los fieles

1. Por los líderes de las Iglesias: para que den testimonio por medio de su propia vida de que Cristo está vivo. Roguemos al Señor.

2. Por los pueblos ricos: para que compartan y sean solidarios con los que tienen menos. Roguemos al Señor.

3. Por nuestra juventud: para que sepan responder con generosidad a la llamada de Cristo y lo sigan. Roguemos al Señor.

4. Por nosotros reunidos en el Señor: para que sepamos escucharlo, especialmente cuando nos habla por medio de nuestros semejantes. Roguemos al Señor.

Exhortación final

Te damos gracias, Dios Padre, porque, como a los apóstoles,
Cristo no ha llamado por nuestro nombre a su fiel seguimiento.
Por el bautismo tú nos has hecho miembros del cuerpo de Cristo
Y templo vivo del Espíritu Santo para alabanza de tu gloria.
Es vocación hermosa nuestra vocación cristiana. ¡Gracias, Señor!
Pero es también vocación totalizante: en cuerpo y alma.

Guíanos, Señor, mediante el Espíritu de tu verdad,
Para que entendamos qué es ser discípulo auténtico de Jesús.
Y haznos fuertes para testimoniar los valores del espíritu
En el mundo que nos rodea, ahíto de cuerpo y ayuno de alma.
Así demostraremos que te pertenecemos para siempre.

Amén