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Lecturas diarias:

Primera Lectura

“Quien teme al Señor honrará a sus padres.’

Eclesiástico 3:2-7, 12-14

2Pues el Señor glorifica al padre en los hijos, y afirma el derecho de la madre sobre su prole.3Quien honra a su padre expía sus pecados;4como el que atesora es quien da gloria a su madre.5Quien honra a su padre recibirá contento de sus hijos, y en el día de su oración será escuchado.6Quien da gloria al padre vivirá largos días, obedece al Señor quien da sosiego a su madre:7como a su Señor sirve a los que le engendraron.12Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza.13Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente, no le desprecies en la plenitud de tu vigor.14Pues el servicio hecho al padre no quedará en olvido, será para ti restauración en lugar de tus pecados.

 

Salmo Responsorial

Salmo 128:1-5

1Canción de las subidas. Dichosos todos los que temen a Yahveh, los que van por sus caminos.2Del trabajo de tus manos comerás, ¡dichoso tú, que todo te irá bien!3Tu esposa será como parra fecunda en el secreto de tu casa. Tus hijos, como brotes de olivo en torno a tu mesa.4Así será bendito el hombre que teme a Yahveh.5¡Bendígate Yahveh desde Sión, que veas en ventura a Jerusalén todos los días de tu vida,

 

Segunda Lectura

‘La vida de familia vivida en el Señor.’

Colosenses 3:12-21

12Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia,13soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros.14Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección.15Y que la paz de Cristo presida vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un solo Cuerpo. Y sed agradecidos.16La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza; instruíos y amonestaos con toda sabiduría, cantad agradecidos, himnos y cánticos inspirados,17y todo cuanto hagáis, de palabra y de boca, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre.18Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor.19Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.20Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Señor.21Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que se vuelvan apocados.

Aclamación antes del Evangelio

‘La paz de Cristo reine en vuestro corazón, la Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza.’

Evangelio

‘El niño iba creciendo, lleno de sabiduría.’

Lucas 2:22-40

22Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor,23como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor24y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.25Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo.26Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.27Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él,28le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:29«Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz;30porque han visto mis ojos tu salvación,31la que has preparado a la vista de todos los pueblos,32luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»33Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él.34Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción –35¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! – a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»36Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido,37y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones.38Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.39Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.40El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.