Moniciones para el Trigésimo Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo A
Entrada:
(El monitor saluda a la asamblea) La Iglesia nos invita a reflexionar sobre el amor. Pero que éste amor no se quede en pensamientos, sino que con la ayuda divina, se transforme en obras. El señor Jesucristo nos presenta los dos polos de nuestro amor: Dios y el prójimo. Si no amamos a nuestro prójimo, especialmente a los más necesitados, nuestro amor a Dios es pura palabrería. y una refinada forma de egoísmo. De pie por favor, para entonar la canción que dará inicio a nuestra celebración.
Primera lectura Éxodo 22, 21-27 (Ira de Dios contra los explotadores)
En esta lectura, tomada del libro del Éxodo, leemos algunas prescripciones de carácter social dentro del “código de la alianza” . La justicia en abstracto no es suficiente. Dios tiene un amor especial hacia el olvidado y despreciado. Se nos pide que los acojamos a todos. Pongamos atención.
Segunda lectura I Tesalonicenses 1, 5c-10 (Abandonen los ídolos para servir a Dios)
San Pablo, da gracias a Dios por la fe de los nuevos cristianos convertidos del paganismo. Luego él termina con una vigorosa afirmación del monoteísmo y la reflexión de que Cristo murió y resucitó por nosotros. Escuchen atentos..
Tercera lectura Mateo. 22,34-40 (El mandamiento principal)
Entre los 613 mandamientos distinguidos por los maestros de Judá, los fariseos preguntaban a Jesús: “¿cuál es el mandamiento supremo?”. Jesús les da la respuesta ya presente en la Escritura de una forma nueva y radical. No es posible uno sin el otro. Nos ponemos de pie, para escuchar el Santo Evangelio.
Oración Universal:
A cada invocación, ustedes responderán: “Gracias, Padre, por llamarnos dichosos”
Por nuestra Iglesia, para que siempre muestre compasión por el necesitado, Roguemos al Señor.
Por los que trabajan con fondos públicos, para que sean justos y honestos y traten de ayudar a los pobres y necesitados, Roguemos al Señor.
Por nuestra parroquia N., para que compartamos nuestra fe con los demás, Roguemos al Señor.
Por los matrimonios para que sean fieles testigos del amor de Dios, Roguemos al Señor.
Por nosotros aquí presentes, para que vivamos este gran mandamiento del amor, no sólo de palabras sino de obras, Roguemos al Señor.
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 198)
Te damos gracias, Padre, porque Jesús nos resume tu ley
En un solo mandamiento, centrado en el amor a ti y al prójimo.
Gracias también porque tu espíritu nos permite amarte como hijos
Y abrirnos al hermano, completando el círculo del amor en Cristo.
Te reconocemos, Señor, como nuestro verdadero y único Dios
A quien debemos amar y servir con todo el ser, alma y corazón.
Y queremos también cumplir el mandato y testamento de Jesús:
Ámense unos a otros como yo los amé; así serán mis discípulos.
Ayúdanos, Señor, a abandonar los ídolos de nuestro egoísmo
Para centrarnos en el mandamiento principal y primero, porque
Amarte a ti y al prójimo es cumplir tu ley enteramente.
Amén.
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