Moniciones para el Vigésimo Noveno Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo A
Entrada:
Nosotros pertenecemos a la Iglesia, pero al mismo tiempo formamos parte de la sociedad civil. Como cristianos no podemos separar nuestra condición de cristiano de nuestra condición de ciudadanos, pero tampoco debemos confundirlas. Debemos saber ser justos y saber discernir. Solamente dando al César lo que es del César y a Dios lo que pertenece a Dios es posible celebrar la Eucaristía, sacramento de unidad.
Primera Lectura: Isaías 45, 1.4-6 (Repatriación por Ciro, ungido del Señor)
El rey pagano Ciro es visto por el profeta Isaías como un instrumento de Dios a favor del pueblo de Israel, hasta el punto de llamarlo “el Ungido”. Los éxitos políticos y militares de Ciro se explican porque Dios lo ha escogido y lo ha ayudado, con la finalidad última de retornar la libertad a su pueblo. El profeta remarca que Dios salva a Israel por medio de un rey extranjero.
Segunda Lectura: I Tesalonicenses 1, 1-5 (Recordamos su fe, esperanza y caridad)
Hoy damos inicio al escrito más antiguo del Nuevo Testamento: la primera carta a los Tesalonicenses. El Apóstol Pablo le escribe a una de las comunidades que él había fundado. Este texto algunos estudiosos lo ubican en el año 51 d.C. Pablo los anima en la labor de hacer progresar el Evangelio, tarea que también nos atañe hoy a nosotros.
Tercera Lectura: Mateo 22, 15-21 (Al César lo que es del César y a Dios lo de Dios)
En el pasaje evangélico de hoy se confabulan fariseos y herodianos para comprometer a Jesús con una pregunta engañosa ¿Es lícito pagar el impuesto al César o no? Jesús nos deja admirados con la respuesta, desarmando a sus oponentes. Pide que le muestren una moneda del impuesto, cuya cara e inscripción eran las del César de Roma, el emperador Tiberio, en aquel momento y pronuncia una frase lapidaria: “Al César lo que es del César y a Dios lo de Dios”.
Oración universal
A cada petición contestaremos:
“Escúchanos, Padre”.
-
- Por la Iglesia, comunidad de creyentes en Cristo; para que, procurando su libertad e independencia de todo poder político y económico, sea signo de la justa libertad que Dios quiere para todos, roguemos…
- Por todo todos los creyentes, miembros de la sociedad civil, para que consciente y responsablemente prestemos la debida obediencia a las autoridades legítimas, en todo lo que esté ordenado con leyes justas, roguemos…
- Por todos los pueblos; para que no caigan en la fácil tentación de tributar al César el honor debido sólo a Dios, roguemos…
- Por los gobernantes de todas las naciones; para que reconozcan y respeten la misión de la Iglesia de anunciar el Evangelio, roguemos…
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 195)
Bendito seas, Dios Padre, porque Jesucristo, tu Hijo,
Nos enseñó a darte a ti, Dios y Señor nuestro, lo que es tuyo,
Y a la autoridad civil la obediencia y la colaboración debidas.Con el ejemplo de su vida Cristo nos mostró prácticamente
Que su discípulo debe ser el mejor y más completo ciudadano:
Leal, responsable, justo, insobornable, crítico y solidario.
Pero si tú, Señor, no nos construyes la casa y la ciudad,
En vano vigilamos, madrugamos al alba y trabajamos todo el día.Concédenos, Señor, tu Espíritu de amor y de servicio
Para que testimoniemos ante nuestros hermanos los hombres
Que tu reino tiene la primacía absoluta en nuestra vida.Amén.
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