Cada 14 de septiembre se celebra la Exaltación de la Santa Cruz, día en que recordamos y honramos la cruz en la que murió nuestro Señor Jesucristo. La consideración de aquel madero, en el que nuestro salvador vertió su preciosísima sangre, evoca el misterio del amor divino, entregado sin medida para redención de todo el género humano.

La cruz de Cristo es la cruz “en la que se muere para vivir; para vivir en Dios y con Dios, para vivir en la verdad, en la libertad y en el amor, para vivir eternamente”, como bien lo señalaba el Papa San Juan Pablo II.

14 de septiembre

Desde entonces, cada 14 septiembre se celebra este acontecimiento, instituido como festividad litúrgica.

Para celebrar el retorno de la Santa Cruz a Jerusalén, el emperador Heraclio dispuso que fuese llevada en solemne procesión. Él acompañaría personalmente el cortejo, revestido de todos sus ornamentos imperiales. Curiosamente, estos llegaron a ser tantos y tan pesados que se le hizo imposible avanzar. Entonces, el Arzobispo de Jerusalén, Zacarías, le dijo: “Es que todo ese lujo de vestidos que lleva están en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo, cuando iba cargando la cruz por estas calles”.

El emperador, de inmediato, se despojó de su lujoso manto y su corona de oro -entre otras pertenencias- y, descalzo, empezó a caminar, ligero, por las calles, acompañando la procesión.

Posteriormente, el madero santo fue dividido. Un fragmento fue enviado a Roma, otro a Constantinopla, mientras que un tercero se quedó en Jerusalén. El trozo restante fue reducido a astillas, las que serían distribuidas por distintas iglesias en todo el mundo. A estas se les denominó las “reliquias de la Veracruz” (verdadera cruz).

Tengamos, hoy, presente de manera especial a la Santa Cruz, tan presente en la vida de Hispanoamérica, tan arraigada en las tradiciones de nuestros pueblos. Baste pensar cuántas montañas al lado de nuestras ciudades y caminos están coronadas con una cruz, en el aspecto de nuestros cementerios; baste recordar la cúspide de nuestros hermosos templos, o las sencillas paredes de nuestras casas.

Llevemos la cruz, signo de salvación, siempre cerca del corazón.

¡Por el madero ha venido la alegría al mundo entero!

Recursos sobre La Exaltación de la Cruz: