Entrada:
Nos encontramos en el Vigésimo Primer Domingo del tiempo ordinario del ciclo A. Nos hemos reunido en nombre del Jesús que nos congrega para orar y celebrar la Eucaristía. Estamos aquí porque Dios mismo nos llama y conduce nuestros pasos hacia él y si hemos llegado hasta aquí es porque queremos una vez más reafirmar nuestra fe en Jesús, el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Isaías 22, 19-23 (Colgaré de su hombro la llave del palacio de David)
Escucharemos un pasaje del libro del profeta Isaías. Éste se lee por el simbolismo de las llaves, como ilustración de los poderes que Jesús confía a Pedro, como fundamento de la Iglesia, en respuesta a la confesión de fe que Pedro ha sido el primero en formular, tal como nos contará el Evangelio.
Romanos: 11, 33-36 (El origen, guía y meta del universo)
Hoy seguimos escuchando fragmentos de la carta a los romanos. San Pablo expresa su admiración ante la inmensidad de la riqueza, la sabiduría y el conocimiento de Dios. Más que admiración, estas palabras buscan reafirmar que la salvación es un don gratuito de Dios. Que nos llega por medio de Cristo Jesús, y de manera extraordinaria, sorprendente e inesperada.
Mateo 16, 13-20 (Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo)
Jesús hoy nos sorprende con una clara y directa pregunta: ¿quién dicen que soy yo? Pedro tomó la palabra y en nombre de todos dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”. Luego de esa profesión de fe, Pedro es objeto de una promesa formal por parte de Jesús: “Tú eres Pedro, y sobre esa piedra edificaré mi Iglesia”. Te daré las llaves del reino de los cielos. Esto significa la autoridad y el gobierno de la casa, con poder para atar y desatar.
Oración universal
A cada petición contestaremos: “Señor, creo, pero aumenta mi fe”
1. Por el Papa Benedicto XVI, sucesor de Pedro, que ha recibido de Cristo la misión de guardar la unidad de la Iglesia y confirmar en la fe a sus hermanos, oremos…
2. Por los que legislan, gobiernan y juzgan en la sociedad, investidos de poderes, para mejor servir a sus pueblos, oremos…
3. Por los que admiran a Jesús de Nazaret, como hombre excepcional, y no han recibido el don de la fe en Cristo, el Hijo de Dios vivo, oremos…
4. Por las naciones de nuestro continente, para que haya paz y bienestar para todos los que aquí vivimos y justicia y libertad para todos los pueblos de la tierra, oremos…
5. Por la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra en España, para que ayude a fortalecer la fe en Jesús de todos los jóvenes, oremos…
6. Por nosotros, por nuestros familiares y amigos, por nuestros vecinos y compañeros de trabajo, para que como Pedro profesemos la fe en Jesucristo, oremos…
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 171)
Señor Jesús, también hoy nos preguntas a nosotros:
¿Quién dicen que soy yo? O mejor: ¿Quién soy yo para ustedes?
En medio de un mundo que prefiere ídolos y promesas de engaño
te confesamos hijo de Dios y único salvador del hombre.
¿A quién otro podemos seguir, Señor, que no nos defraude?
Solamente tú tienes palabras y hechos de vida eterna.
Te creemos resucitado y vivo en el mundo, hoy como ayer,
Y estamos seguros: vives en nosotros por medio de tu Espíritu.
Concédenos conocerte a fondo por la fe, la amistad y la oración;
y haz que, queriendo a nuestros hermanos, nos entreguemos
a la fascinante tarea de amarte apasionadamente
Amén
Recent Comments