Monición para el IV Domingo de Adviento – Ciclo A – Adviento

Por: P. Domingo Vásquez Morales | Fuente: Catholic.net

IV Domingo: La figura silenciosa del Adviento

Monición de entrada:

Nos estamos acercando a la importante celebración del nacimiento de Jesús. La Palabra Bíblica nos invita hoy a contemplar la grandeza de un Dios que se hace una persona como nosotros, para mostrarnos su salvación, su compasión y su liberación. El niño pequeño que nace en Belén se convierte para el pueblo oprimido y creyente en signo de la cercanía de Dios que quiere mostrarnos su vida y su salvación. Quiera Dios que esta celebración nos ayude a prepararnos adecuadamente para la celebración de la Navidad

Primera lectura: Isaías 7, 10-14 (La virgen está encinta)

Hacia la segunda mitad del siglo 8° a.C. el reino de Judá, en tiempos del rey Ajaz (736-716 a.C.), estaba siendo amenazado de destrucción por el imperio Asirio. El rey del Norte, Israel, y el rey de Aram invitan a Ajaz a unirse en contra del imperio asirio. El profeta Isaías invita a confiar en Dios quien se ha comprometido a salvar a su pueblo. Como prueba de esa salvación se le enviará una señal: una muchacha –la esposa del rey Ajaz- está embarazada y dará a luz a un niño que lleva por nombre Emmanuel (Dios con nosotros). El rey confió en la promesa del Señor y su territorio no fue destruido en esa ocasión.

Segunda lectura: (Romanos 1, 1-7 (Jesucristo, de la estirpe de David e Hijo de Dios)

El texto que leemos a continuación es el inicio de la carta de Pablo a las y los cristianos de Roma. En éste se nos habla de la vocación que Pablo recibió como apóstol y servidor del proyecto del pueblo del Dios liberador para realizar la misión de anunciar el Evangelio a los paganos. Ese anuncio permitirá el surgimiento de nuevas comunidades cristianas formadas por personas llamadas a vivir según los valores del amor y la justicia propuestos en el evangelio de Jesús.

Tercera lectura: Mateo 1, 18-24(Las dudas de José el justo)

La siguiente lectura nos narra cómo ocurrió la encarnación de Jesús y su nacimiento. También nos describe la actitud de José, el esposo de María, que supo aceptar que su prometida quedase embarazada por obra del Espíritu Santo. Finalmente, el texto nos dice que así se ha cumplido la profecía sobre el Emmanuel, el Dios con nosotros, del profeta Isaías que hemos oído en la primera lectura.

Oración Universal:

Después de cada pausa respondan, por favor: Ven pronto, Señor, ven que te esperamos.

1. Para que todos los hombres y mujeres del mundo nos abramos a la buena noticia de que Dios está con nosotros porque nos ama y nos quiere liberar. Roguemos…

2. Para que el ambiente social navideño vaya acompañado en nuestras vidas por una vivencia intensa del misterio de la navidad. Roguemos…

3. Para que reconozcamos a María como la mujer símbolo de la humanidad salvada, abierta totalmente a la Palabra y comprometida radicalmente con un Proyecto de salvación-liberación. Roguemos…

4. Para que la celebración de estas fiestas de navidad sean expresión de fraternidad, afecto y reconciliación duraderas; de justicia y paz entre todas las personas, pueblos y naciones. Roguemos…

Exhortación Final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 31)

En el umbral de tu inminente venida, Señor, el gozo,
el asombro y la alabanza inundan hoy nuestro corazón,
como el de san José, la figura silenciosa del adviento.

Tu salvación, Señor, está ya cerca de tus fieles
y tu gloria habitará en nuestro árido planeta Tierra.
Tu misericordia y tu fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan, mientras tu bendición brota
Pujante en nuestro suelo, mullido por la lluvia de lo Alto.

Gracias, Señor, por tanta bonanza de tu amor.
mantén alerta nuestra fe en la radiante oscuridad de tu noche,
porque ya está a la vista el Dios-con-nosotros. ¡Aleluya!

Amén.