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Lecturas del día:

PRIMERA LECTURA

Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda que David le había preparado

Lectura del libro de las Crónicas 15, 3-4. 15-16; 16, 1-2

David reunió en Jerusalén a todo Israel para trasladar el cara del Señor al lugar que le había preparado.
Reunió a los hijos de Aarón y a los levitas: hijos de Quehat: Uriel, el jefe, y sus 120 hermanos.
Los levitas transportaron el arca apoyando las barras sobre sus hombros, como lo había prescrito Moisés, por orden del Señor.
David ordenó a los jefes de los levitas que dispusieran a sus hermanos los cantores con todos los instrumentos musicales de acompañamiento, arpas, cítaras y címbalos, e hicieron resonar bellas melodías en señal de regocijo.
Metieron el arca de Dios y la colocaron en medio de la tienda que David había levantado para ella.
Ofrecieron luego al Señor holocaustos y sacrificios de reconciliación, bendijo al pueblo en nombre del Señor.

Interleccional : Gózate, alégrate en el Señor

Lucas 1, 46-47. 48-49. 50-51. 52-53. 54-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.
Porque ha mirado la humildad de su sierva.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha obrado en mí,
Santo es su nombre.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos.

Enaltece a los humildes,
a los hambrientos colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

SEGUNDA LECTURA

Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4, 4-7

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la condición de hijos adoptivos.
Y como prueba de que son hijos, Dios ha enviado a sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abbá, Padre! De suerte que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por la gracia de Dios.

EVANGELIO

Y la madre de Jesús estaba allí

+ Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 1-11

Tres días después hubo una boda en Caná de Galilea, en la que estaba la madre de Jesús. Invitaron también a la boda a Jesús y a sus discípulos. Se terminó el vino, y la madre de Jesús le dijo:
“No tienen vino”.
Jesús le contestó:
“¿A ti y a mí qué, mujer? Mi hora todavía no ha llegado”.
Su madre dijo a los sirvientes:
“Hagan lo que Él les diga”.
Había allí seis tinajas de piedra de unos cien litros cada una para los ritos de purificación de los judíos. Jesús les dijo:
“Llenen de agua las tinajas”.
Y las llenaron hasta arriba. Añadió:
“Saquen ahora y llévensela al maestresala”.
Y se la llevaron. Tan pronto como el maestresala probó el agua convertida en vino (sin saber de dónde era, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua), llamó al novio y le dijo:
“Todos sirven primero el vino mejor; y cuando se ha bebido en abundancia, el peor. Tú en cambio, has guardado el vino mejor hasta ahora”.
Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus milagros, manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en Él.