ORACION A MARIA SALUD DE LOS ENFERMOS:

María Salud de los enfermos, te pedimos que nos brindes la gracia de la salud corporal, mental y espiritual.

Fortalece nuestras almas si la enfermedad llegase para no abandonarnos más, signo de amor del Señor para purgar nuestros pecados aquí en la tierra. Que gran oportunidad de santidad!

Te rogamos, que si es bueno para nosotros estar sanos, así sea. Si es mejor la enfermedad ofrecerla por los que amamos, para que se conviertan, para que conozcan el amor de Dios.

Pero siempre María nuestra alma estará sana, si nos ayudas a estar en paz, a amar a nuestro prójimo, a perdonar siempre, a darlo todo por amor.

Ilumínanos Madre buena, para sentirnos acompañados por ti en nuestros pensamientos, en nuestro actuar; al irnos a descansar, escuchar tus dulces palabras de consuelo y así esperar el momento en que Jesús nos llame a disfrutar del gran encuentro.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén

MARIA SALUD DE LOS ENFERMOS, RUEGA POR NOSOTROS!

LA SALUD DE LOS ENFERMOS

El alma es la parte más noble de nosotros; el cuerpo,  aunque inferior a nuestro espíritu, tiene su gran importancia en la vida terrenal, siendo un instrumento para el bien. El cuerpo necesita la salud y es un regalo de Dios el gozar salud.
Se sabe que son innumerables las enfermedades que pueden golpear el organismo humano. ¡Cuánto yacen en cama por meses y otros tantos por años! ¡Cuántos pasan gran parte de sus vidas en los hospitales! ¡Cuántos cuerpos son atormentados por dolorosas operaciones quirúrgicas!

El mundo es un valle de lágrimas. Solamente la fe puede dar la luz sobre el misterio del dolor. A menudo se pierde la salud por no saber mortificarnos en el comer y en el beber; comúnmente se desgasta el organismo a motivo de los vicios y entonces la enfermedad se adueña del cuerpo.

Jesús curó al paralítico en las fuentes milagrosas de Siloe, un paralítico que estuvo 38 años postrado en su camilla; encontrándolo en el Templo, le dijo: » ¡Ahora  ya estás curado! ¡Vete y no peques más, para que no te ocurra algo de peor! » ( S. Juan V,14)

Otras veces la enfermedad puede ser un acto de la misericordia de Dios, para que el alma se separe de las alegrías terrenales, se purifique cada vez más, abandonando en la tierra las marcas del pecado en vez de hacerlo en el Purgatorio, y para que con sufrimientos físicos los ofrezca por los pecadores, suplicándole esta gracia a Dios. ¡Cuántas Santos y almas privilegiadas han transcurrido la vida en tal estado de inmolación!

La Iglesia llama a la Virgen: «Salud de los enfermos» y exhorta a los fieles a recurrir a María por la salud del cuerpo.

¿Cómo podría un padre de familia alimentar a los hijos, si no tuviera la fuerza para trabajar? ¿Cómo cuidaría una madre los trabajos domésticos, si no tuviera una buena salud?

La Virgen, Madre de misericordia, es feliz de fortalecer la salud del cuerpo a los que la invocan con fe. Son tantísimas las personas que experimentan la bondad de la Virgen.

Parten de diferentes lugares del mundo hacia Lourdes, se hacen peregrinaciones a los Santuarios Marianos, se tapizan los altares de la Virgen con súplicas, flores y velas … todo esto demuestra la eficacia de  Maria.

¡En las enfermedades,  dirijamos nuestras súplicas a la Reina  del Cielo! Si fuera útil al alma la salud del cuerpo, se conseguirá; si fuera más útil espiritualmente la enfermedad, la Virgen conseguirá la gracia de la resignación y la fuerza en el dolor.

Cualquier ruego es eficaz en las necesidades. San Juan Bosco, apóstol de la Virgen María Auxiliadora, encomendó una novena particular, con el que se han conseguido y se consiguen gracias prodigiosas. He aquí las normas de tal novena:

Recitar por nueve días seguidos tres Padre Nuestro, Ave María y Gloria a Jesús Sacramentado, con la jaculatoria:

1)¡Sea alabado y bendecido en cada momento el Santísimo y Divino Sacramento! – incluso recitar tres Salve Reina a laBendita Virgen, con la invocación: ¡Maria Auxilio del cristiano, Ruega por nosotros!

2)Durante la novena acercarse a los  Sacramentaos de la Confesión y de la Comunión.

3) Para conseguir más fácilmente las gracias, llevar al cuello la medalla de la  Virgen y prometer, según las posibilidades, alguna ofrenda a la Virgen.

MARIA SALUD DE LOS ENFERMOS BENDICENOS!