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Lecturas diarias:

PRIMERA LECTURA

‘Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer.’

Lectura del libro del Génesis 3, 9-15. 20

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre:

—«¿Dónde estás?».

Él contestó:

—«Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».

El Señor le replicó:

—«¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?».

Adán respondió:

—«La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí».

El Señor dijo a la mujer:

—«¿Qué es lo que has hecho?».

Ella respondió:

—«La serpiente me engañó, y comí».

El Señor Dios dijo a la serpiente:

—«Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón».

El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Palabra de Dios.

O bien:

‘Se dedicaban a la oración, junto con María, la madre de Jesús.’

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 12-14

Después de subir Jesús al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Llegados a casa, subieron a la sala, donde se alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Celotes y Judas el de Santiago.

Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.

Palabra de Dios.

Salmo Responsorial : Salmo 86, 1-2. 3 y 5 . 6-7

!Que pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!

Escúchame, Señor, y respóndeme, pues soy pobre y desamparado;

si soy tu fiel, vela por mi vida, salva a tu servidor que en ti confía.

Tú eres mi Dios; piedad de mí, Señor, que a ti clamo todo el día.

Tú eres, Señor, bueno e indulgente, lleno de amor con los que te invocan.

Señor, escucha mi plegaria, pon atención a la voz de mis súplicas.

A ti clamo en el día de mi angustia, y tú me responderás.

Aclamación antes del Evangelio

‘Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de toda alabanza:
de ti salió el sol de justicia, Cristo, nuestro Señor.

EVANGELIO

‘Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre.’

 Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 25-27

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.

Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:

—«Mujer, ahí tienes a tu hijo».

Luego, dijo al discípulo:

—«Ahí tienes a tu madre».

Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Palabra del Señor.